martes, 1 de enero de 2008

Prohibición o legalización?

“La libertad inalienable de todo ser humano está presente en todas las constituciones creadas bajo los principios liberales y por consecuencia, la ilegalidad de cualquier tipo de restricción al consumo de lo que cada uno desee consumir no debería estar presente en ellas”.
Libertad de elección es lo que debería prevalecer, donde cada uno decida libremente qué es lo que se mete en el cuerpo y que no haya condicionamientos al libre ejercicio del uso de drogas, alcohol, tabaco, lo que lee o no.
Pero... en estos tiempos, con la presión que hacen los medios de comunicación incitando al consumo masivo con propagandas sensacionalistas y mensajes subliminales ya no se puede distinguir hasta que punto existe libertad en lo que consumimos y terminamos desarrollando hábitos que hacen que las sociedades creen leyes que defienden al mercado como única instancia de regulación social y haciendo legal algo que hasta entonces no lo era pero no modifica en nada el resultado final... lo único que se logra es que cambien los bolsillos de quienes se enriquecen a costa de nuestra salud..
Prohibición... Legalización? Cuestionamientos políticos respecto al control de la oferta y demanda que aún hoy en día son temas de fuertes controversias. Mientras por un lado se erigen leyes para prohibir el consumo de tabaco en zonas donde se encuentren otras personas, en otros lugares se habla de legalizar el consumo de las drogas para desarticular las mafias del narcotráfico y establecer los controles sanitarios en las drogas libremente comercializadas.
Pero no solo son leyes que se dictan o se derogan sin que dejen huella en la historia. Muchos han sido los que han luchado por esos cambios en beneficio de esa libertad que tiene todo ser humano en acceder a sus derechos o por otro lado por pensar que dichas leyes son injustas y no cumplen con su principio fundamental y que por lo tanto acarrea que la delincuencia sea el único beneficiario de ellas. Casos como el de Eliot Ness y Frank Zappa que tuvieron una participación activa en momentos en que las prohibiciones eran la principal protagonista
He aquí parte de su historia.-
Eliot Ness
Eliot Ness es una leyenda más que nada por tener como eterno enemigo a un rival del tamaño de Al Capone, el sanguinario traficante de alcohol durante la época de la prohibición en Estados Unidos. Para cumplir su encomienda de atrapar al mayor traficante de alcohol en el Chicago de los años 20 y 30, Eliot Ness hizo una depuración de los cuerpos policiales que sufrían de una acentuada corrupción y así comenzó a forjarse la leyenda de los intocables, pues Eliot Ness formó un cuerpo de élite inicialmente estaba conformado por 50 agentes que después se vio reducido a un equipo de nueve hombres que en seis meses emprendieron una fuerte cacería de brujas mediante redadas a destilerías y cervecerías que gozaban jugosas ganancias del comercio ilícito, pues según informes del líder intocable, había cervecerías que incluso generaban ganancias superiores al millón de dólares.
Las argucias de Los Intocables se centraban en la intervención de teléfonos y operativos sumamente sangrientos que incluso los hacían semejantes a los mafiosos de Chicago por los métodos poco ortodoxos de aplicación de la justicia.
Con la enmienda XVIII a la Constitución de los Estados Unidos, apoyada por numerosos activistas antialcohol como Carrie Nation comenzó la prohibición de alcohol que provocó un auge considerable del crimen organizado. Un año después de la ratificación de esta enmienda quedaron prohibidas la manufactura, venta, transporte, importación y exportación de licores intoxicantes para ser usados como bebida en los Estados Unidos y en todo territorio sometido a su jurisdicción. Fue ratificada en 1919, derogada en 1933 y ratificada su derogación con la XXI enmienda de la Constitución norteamericana.
Frank Zappa.-
19 de septiembre de 1985 el Senado de los Estados Unidos inicia una serie de sesiones para debatir un único punto: la implantación de etiquetas en las portadas de los discos rock que adviertan de las referencias sexuales de las letras de las canciones. La expectación mediática era impresionante: la presencia de unos 50 fotógrafos y 35 cámaras de televisión era algo nunca visto en cualquier sesión celebrada en el Senado. Estas audiencias se habían convocado debido a la presión del PMRC, una organización formada por esposas de senadores norteamericanos, entre las cuales se encontraba Tipper Gore, mujer del entonces senador Al Gore. Era precisamente ella quien, meses atrás, se había escandalizado al ver que su hija de 8 años escuchaba una canción de Prince en cuya letra había una referencia a la masturbación. El PMRC, quería una regulación para etiquetar los discos.
Es en este senado que se presenta un Zappa vestido correctamente de Armani y corbata, con un discurso maduro y plenamente elaborado. En su declaración ante el Senado, tachó de censura la voluntad de etiquetar los discos, y dijo que esta medida era “el equivalente a curar la caspa con la decapitación”, apostó por la potenciación de la educación musical en las escuelas y defendió el derecho de los músicos a componer sin la presión de ser estigmatizados por una pegatina en sus discos que alertase del lenguaje de las canciones. Zappa venía desde hacía meses calificando esta pretensión de práctica censora que atentaba contra el derecho a la libertad de expresión, recogido en la Primera Enmienda de la Constitución norteamericana.
Zappa negó la relación entre música y conducta, cuando años más tarde resumía su postura: “La mayoría de las canciones son de amor. Si las canciones te influyeran para hacer cosas, nos amaríamos entre todos”. Y advirtió, en definitiva, de los peligros que supone el control artístico por parte de los grupos religiosos de derechas: “¿Qué pasaría si en el futuro se pide que se escriba una gran letra 'J' de color amarillo en todos los discos escritos o tocados por judíos para evitar que los niños indefensos se expongan a mensajes sionistas ocultos?”
Después de muchos días de proceso y con casi todos los argumentos a su favor como para ganar el caso, la industria cerró filas y las sesiones acabarían con un acuerdo de etiquetado que todo el mundo conoce hoy como: la pegatina “Parent Advisory: Explicit Lyrics”
Zappa era un activista antidroga. Nadie en aquel tiempo podía creerse que los Mothers of Invention (unos auténticos provocadores que montaban espectáculos transgresores en que simulaban eyaculaciones al tiempo que se burlaban de Elvis Presley o las Supremes) hicieran todo eso sin la ayuda de sustancias. El decía que:
- Los norteamericanos toman drogas como si su consumo otorgara una licencia especial para ser un gilipollas. Te puedes excusar de cualquier cosa estúpida que hayas hecho la noche anterior diciendo que estabas colocado cuando lo hiciste
Con algunas letras en sus canciones por al año 1968, descalificaba mediante la burla más incisiva, todo el movimiento hippie de San Francisco. Zappa pensaba que los hippies no sólo no eran una manifestación anti-sistema, sino que conformaban un movimiento de boy scouts, de jóvenes que no hacían nada más que drogarse, vagar por San Francisco sin preocuparse por nada y volver a casa cuando se acababa el dinero: en definitiva, unos hijos de papá cuyo idealismo se traducía, por las drogas, en una absoluta incapacidad a la hora de actuar.
Conclusión
La historia nos dice que siempre detrás de una prohibición hay un mercado negro paralelo que acrecienta las ventas de un negocio lucrativo. Antes de las prohibiciones de las drogas, en la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, no había mafias de narcotráfico como las que conocemos ahora, de la misma manera que antes y después de la llamada ley seca en Estados Unidos (1919-1933) tampoco había mafias de contrabando y producción ilegal de bebidas alcohólicas.
Si mañana se prohibiera el aceite de oliva, por ejemplo, en menos de un mes habría mercado negro del producto y junto con este mercado surgirían mafias que controlarían su producción y su comercialización. Millones de personas en el mundo prepararían sus ensaladas clandestinamente y no faltaría el audaz restaurantero que organizaría, para socios especiales y a altos costos, comidas secretas preparadas con aceite de oliva. En muy poco tiempo surgiría, también en el mercado negro, el aceite de oliva adulterado, y miles de personas morirían por consumirlo.
Con la colocación de las etiquetas alertando el contenido en la letra de las canciones se algunos discos lo que se obtuvo fue una mayor demanda de estos por jóvenes que hasta entonces no adquirían los mismos.
Lo que si puedo decir y ya para terminar es que las restricciones al consumo de productos nocivos para la salud han servido de poca cosa. Su legalización quizá no haga disminuir el número de consumidores, pero lo que sí es seguro es que el crimen organizado en torno a su producción y distribución disminuiría hasta desaparecer y con ellas las mafias que controlan estos productos. Por lo menos, las enormes cantidades de dinero que los gobiernos se gastan en combatir el narcotráfico podrían invertirse en centros de atención y rehabilitación
"La prosperidad de cualquier tipo de negocio se debe a su prohibición"
Quizás sirva para que, en el futuro, nadie pueda aseverar que no se le advirtió acerca de lo nocivo que un producto puede ser para su salud,.. asumiendo todos de antemano que, a la par que algunos los dejarán de consumir, algunos osados lo harán por el sencillo hecho de considerarse valientes y violadores de la ley.. acaso igualmente sirva para “asear las conciencias” de aquellos productores que, sabedores de lo dañino de sus productos, bajo determinadas dosis y enviciamiento, tengan “el derecho” de poner en el mercado algo que, a la vez que no vaya en contra con la libertad de consumo y demanda, tampoco lo haga contra la libertad que tenemos de utilizar tal o cual cosa que sea de nuestro antojo, si con ello supuestamente no le hacemos daño a nadie… tanto por decir.. no tan sólo las consecuencias socio económicas…

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